Para muchas personas ciencia y tecnología son similares. A menudo se dice que la tecnología es ciencia aplicada. Pero si nos detenemos a pensar un poco, descubrimos que la rueda, el eje, el arco, el barco, la fundición de metales…aparecieron muchos años antes del desarrollo de la ciencia.

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Es cierto que hoy en día la tecnología aprovecha los descubrimientos de la ciencia, pero sigue existiendo una diferencia fundamental entre ambas: la ciencia se interesa por entender, mientras que la tecnología es utilitaria. La diferencia es por tanto de intención.

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Así, la tecnología aún con ingenio, pericia, creatividad y conocimiento en un conjunto de habilidades y técnicas que aplicadas de forma coordinada, aparecen allí donde hay que satisfacer una necesidad humana o resolver un problema.

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La ciencia sin embargo es el conjunto de conocimientos sobre el mundo y las leyes y principios que lo rigen, especialmente los obtenidos mediante lo que se llama el método científico.

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Pero ciencia y tecnología no solo se diferencian en la intención, también en la forma de trabajar. Mientras los científicos siguen lo que llamamos el método científico, en tecnología utilizamos el proceso tecnológico.

Por su parte la técnica es el conjunto de destrezas, de procedimientos, que se utilizan para un determinado fin.

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El método científico, aunque no es un proceso lineal ni tan sencillo como vamos a explicarlo, suele seguir una serie de pasos:

1. Plantear un problema

2. Observar algo

3. Buscar una teoría que lo explique

4. Hacer predicciones en base a esa teoría

5. Comprobar esas predicciones haciendo experimentos u observaciones

6. Si los resultados están de acuerdo con la teoría, volver al cuarto paso, si no, volver al tercero